lunes, 31 de mayo de 2010

EL SENDERO INOPORTUNO


EL SENDERO INOPORTUNO

Por: Apasanca Rock (cuento)

La garúa y el viento asolaba mi concentración y una insospechada infantería de nubes borraba las prolongadas sombras del paisaje, evitando que continuara con mi trabajo. Trate de resistirme a las inclemencias del tiempo, convencido de la importancia del cuadro, al creer que efectivamente, desarrollaba de una de mis mejores obras artísticas. Fue cuando presentí un hálito sugestivamente atractivo, que lentamente se acercaba ante mi presencia, al levantar la cabeza, mis ojos contemplaban a la mujer mas hermosa que jamás había presenciado, mi espíritu se conecto en una muda sincronía, como una prueba mágica del que solo mi subjetividad pudo entender. Colgado de una guitarra, la vi cruzar, componiendo su ruta, con una solemnidad calculada, se detuvo por un momento para entender las ilusiones sueltas, que comenzaban a brotar la tarde aquella. No dude un solo segundo en invitarla a tomar un café, prometiéndome que seria en la brevedad de su retorno. Al cabo de dos horas, estábamos juntos platicando instalados en la plazoleta de San Cristóbal. Era una niña excelsa, de mirada segura y vientre firme, que iba encontrando la vida cantando, llevaba el cabello ensortijado entre menudos labios, todo en ella era perfecto, su aguda inteligencia demostraba que había superado los obstáculos sedentarios, transitaba por complejos senderos para aseverar su insubordinado espíritu.

Intrigados, sostuvimos las miradas, al prolijo deseo y a la necesidad profunda de la acción, no había alternativa para dar marcha atrás. Ella estaba convencida en comprender que no estaba equivocada y eligió la decisión correcta, consciente del amor profundo, que lentamente brotaba detrás de aquel estallido. La vibración fue clara y reciproca, sabíamos que no se trataba de un amor inventado o parapetado en señales transitables de una ilusiva demanda, sino de aquel eventual acervo, que pocas veces ocurre. La intensidad del amor quebró la disímil racionalidad, que a lo largo de aquella tarde, infringimos en las inclemencias de lo imposible.

Cada palabra que brotaba de sus labios, era como si alguien estuviera describiéndome lo que en realidad era, coincidentemente su enfoque por la vida, la sensibilidad por la música y el arte declamaban la misma percepción libertaria que me dictaba el espíritu. Me cobijo en su lecho, admitiendo mi embelesada locura. Su belleza intelectual era tan compatible, que me conferí a una reflexión introspectiva, la mente me exhortaba admitiendo que era la mujer que estaba esperando, una estrellita iluminada que siempre codicie. Sentí que algo me brotaba desde muy dentro y que intentaba frenar mis instintos, un estallido interno, sublimando mis latidos y agudizando mis ingenios. La ferocidad se me presento poéticamente, y mi lengua se encendió de mudas palabras, me fui entregando al regazo de sus ojos maternales, al terso ombligo que me llamaba al descanso, sentí el consuelo de su luz desde sus profundidades y no me quedo mas que observarme tan extraño. Los enrulados cambios lentamente se tejían ante mis ojos. Allí estaba la fuerza femenina que descubría mi percepción y me invitaba a sentir el amor, la platónica referencia que revelaba mi debilidad y quebraba mi belleza. Hay del canto, la límpida entonación de torpes dedos que matan los trastes y la tensión, reanudando el amor ilustrado, en aquel rostro ruborizado de pétalos blancos, no me detuve a nada, la contemple y me deje llevar por ella.

Esta allí su figura, impregnada y evocada, su vocecita la tengo en la memoria, entonando repetidas veces, aquella canción nerviosa, que calo hiriéndome la voluntad. Su ausencia me arranco el sueño diurno y el cortejo crepuscular, en cada rincón intento revelármela y con una leve angustia revoloteo el café. Repetidas veces mis abrigadas noches se llenan de consuelo, desde aquel día añoro la vida, pero una pena profunda me penetra del recuerdo, a veces siento que la tengo cerca observándome y cobijando mi aura. Como un niño acongojado, la imaginación me vuelve a los campos a escuchar la matinal sinfonía y en el andar me detengo a observar las flores silvestres que van abriendo sus pétalos.

Estoy enamorado lo sé; invento al poeta, al diletante, declamando por sueños expropiados, e intentando descubrir al raptor de ilusiones, la imaginación me vuelve a la quimera y la tentativa de revivir los preciados momentos, de las húmedas calles, de aquella noche de lluvia y gritos desesperados, cuando nos deslizamos entre los cristales de vehículos prohibidos, con los miembros extendidos e imprimiendo los pasos cantamos bajo la lluvia; así descubrí a la niña encendida de emoción. Millones de gotas claras cubrieron nuestras voces, expirando la prisa, por calles y veredas cubiertas del chaparrón, salimos al telón a continuar el drama, el inmenso escenario se nos presento sublime, cientos de personas cobijados tras las columnas líticas observaban la función, la tuve junto a mi y tras sentir su fuerza, encontré el amor en el silencio de nuestras apretujadas manos, nos vimos comprometidos a conservar la afonía, no era necesario confesarlo.

La deje partir hacia el sur y, yo me marche como un correcto solitario, entre charcos iluminados que a mis pasos dejaban huellas de color, partió con la promesa de continuar la función. No la he perdido a pesar que jamás me perteneció; el amor no necesita discursos superfluos o letras barrocas, solo tuve apertura a la contemplación, a una dolorosa contemplación.
***
Desde la vez aquella sostengo la mirada introspectiva, a veces me cuesta entender la inoperante conducta. Cojo el bolígrafo y la señal intenta resistirse a la confesión, siento su perfume natural que brota al primer signo del recuerdo y conservo sus colores en la paleta para no angustiarme; con mucha inteligencia simulo el insondable sentimiento del desamparo. Tengo los labios amortajados y un suspiro infantil inventa mi felicidad, sin saber si la estoy sufriendo sin lágrimas; esta obsesionada confesión me enerva el espíritu. Durante los días me interno a los campos con el lienzo entre los brazos, puedo asegurar que desde aquel día se agudizaron mis sentidos, a tal discreción de poder intuir cada cosa que se mueve por mi derredor, pero hoy me siento paralizado, inerme como una planta, no se que hacer, solo la tengo en la mente recreándola, como el primer día. Recorro los mismos senderos que anduvimos juntos, mitificando aquel crepuscular atardecer, entregado al delirio diurno, inventando colores y pintando su sonrisa, convencido de que la amo irrenunciablemente. Ella es la luminosa poesía que brilla entre las verdes colinas durante mis días solitarios; el canto me brota y se remonta al oír mis pasos. Un aliento distinto se esquiva entre mis ojos y un sabor agridulce humecta las tristes tardes del otoño.
Algunas veces sentado al borde de la cama, profuso, licencioso y sin oír otra cosa sino las manecillas del viejo reloj al pie de la ventana pienso en ella. El curso de las noches se muestran letárgicas y con la garganta contenida, el miedo demarca mi inquietud al no poder detener mi fe por el amor. Me deslizo como la fresca lluvia por aquellas arterias de madrugada, añorando e inventando sus labios entre las rosas. Como un loco intrigado a la pasión intento arrancarle el amor a la nada, debajo de los galpones y faros solitarios. Con leve gesto y con una tenacidad desbordante, soporto el peso de su ausencia, llenándome los días de palabras bonitas; sin admitir la tristeza y la aflicción que me llena de gozo.
***
Como un neófito que recién comienza a descubrir los avatares del amor, me apresure a su encuentro la tarde aquella de su retorno. Estaba tan hermosa y recompuesta, con una lucidez que se reflejaban en sus claros ojos, la sentí nueva y su aroma viajera nuevamente me envolvió sin medida. Instalados en la azotea del hospedaje, divisamos los rojos techos y la solidez de los muros de piedra, salimos a charlar al parque y como nunca antes, detrás de aquel cuerpo adorable sentí su fuerza femenina, entregado a su instinto, comprendí paso a paso su efecto natural y su desnudez frenética. Sus preciados ojos permanecieron serenos y como una fiera en reposo contemplaba mi sueño fidedigno, mantuve mi ilusión controlada y me entregue por completo al entendimiento. Con una sabiduría increíble descifraba cada paso de mi conducta y con una distanciada maternidad amaba mi sentimiento y mis enloquecidas letras. Profusamente inspirado atesoraba su discurso y su intuitiva rebeldía. El deseo de ceñirla entre mis brazos dominaba mis pensamientos, me mantuve sereno descifrando la veladura de su aroma, mientras mis palabras flotaban como lerdas luciérnagas imaginando la agonía en sus rosadas mejillas.

No obstante la sustancial necesidad de poder amarnos con intensidad fue disipándose. Al siguiente día en el café, una leve perfidia revelaba sus labios, intente deglutir las duras palabras que me puso en suspenso. Por esas cosas del destino y, resignada a un compromiso responsable, Naomi evito los excesos de una pasión excelsa y extraordinaria. Al oírla confesar un extraño dolor densamente flagelaba mis nervios y el eco de su voz lentamente derrocho mi memoria, conforme el rubor intento nublarme los sentidos. Finalmente entendí que aquella mujer de aroma silvestre, estaba prohibida para mí, Naomi amaba a otro hombre que la esperaba por lejanas tierras. El silencio dictamino la fatal decisión, intentando claudicar el ardor de mis sentimientos, esa sutil indiferencia fue transformándose en una dolorosa veladura que intento estremecerme el alma, a pesar que mi amor por ella era tan elevado, me vi obligado a sufrir y descifrar cada fragmento de esta corta felicidad.

Aquella misma tarde descendimos por las cortas y desacertadas calles, hasta llegar al lugar donde finalmente tuvimos que separarnos. Tras su partida mis sueños se prodigaron, ella se marcho lejos y desde entonces llevo dentro una canción cuyas letras me cuesta traslucir. Vulnerable la imaginación me disuade con una maravillosa rebeldía reflotando mi oficio. Entre nebulosas sendas plasmo cada trazo, sin poder entender el dolor que agudamente humecta mis parpados hasta atestar las inconclusas peticiones de un amor prohibido.

EL ARTE DE LA IMAGINACION EN LA PLASTICA Y EL ROCK



EL ARTE DE LA IMAGINACION EN LA PLASTICA Y EL ROCK
Por: Kenny V. Azurín.

“Todo hiede por mi derredor, ¿hacia donde debo ir padre?”.

La imaginación es un recurso indispensable que permite ingresar al terreno introspectivo. Es el punto de partida de la identidad subjetiva. A ella corresponde los juicios intuitivos y la veracidad abierta; es el preámbulo de la libertad espiritual

“La imaginación me lleva a seguir descifrando cada idea que va tomando forma por mas absurda que parezca, cuando la imaginación llega a elevarme no puedo detenerla, es una fuerza espléndida que puede llegar a afectar mi conducta y alterar el orden en que se mueven las cosas. En distintas ocasiones la imaginación se porto evasiva, puso en prueba mis facultades racionales, hasta ridiculizarlo sin medida, en otras en cambio, me ha salvado de los improperios. Yo he nacido con ese extraordinario impulso, tambien me he formado para ser un gran imaginador. A lo largo de los años comprendí a la curiosidad y el atrevimiento, como pruebas básicas que catapultan esta divinidad”.

La imaginación condiciona y juega con la moral de la muchedumbre, embriaga a los apasionados y faculta a los creadores; su práctica es notablemente atractiva. En ocasiones se ajusta al control moral y a la práctica política, pergeñando la habilidad como su mejor prueba. La imaginación pervive sentenciosa en el imaginario. Es muy difícil que se le entienda al que imagina en demasía. La gente solo busca propuestas claras o resultados imaginados y, no esta en capacidad de realizar evaluaciones en el nivel estético, puesto que su inteligibilidad no se encentra preparado para tal fin.

Sin embargo la actualidad se presenta como una lucha voraz de imaginaciones, desde virtuosas a las más chocarreras, pruebas que van asumiendo los hombres; forzadas imaginaciones solo para poder sobrevenir en alocuciones sustantivas, mitificados en discursos elípticos. Por otro lado existen hombres que les cuesta imaginar, también existen prácticas para poder ser un gran imaginador, no obstante, hay una gran mayoría de personas que les cuesta imaginar, hombres que solo recrean lo imaginado.

Pareciera que la imaginación del hombre se estuviera agotando, sencillamente, por que se cree que la modernidad situó a la humanidad en una dependencia irremediable. El hombre de hoy recibe análogos impulsos que los insita a imaginar de una forma análoga. Los impulsos académicos han convertido y están formando individuos, en una forma tal que la imaginación subjetiva comienza a convertirse en algo diametralmente innecesario. Ahora no es necesario imaginar, solo hay que aceptar lo ya imaginado, pues en ese orden se encuentra la humanidad para que su imaginación, se valide dentro de una “estructura imaginada”; una irrenunciable invitación concedida por la reverencia del gran imaginador.

No es que las personas hayan perdido la imaginación (salvo la imaginación domestica), sino que nunca las desarrollaron con responsabilidad, peor aun en un país tan precoz como el nuestro, donde ni los propios represores gozan de ese privilegio, ya que solo obedecen a las reglas de un orden despersonalizado, que no entiende de soberanía ni patrimonio social.

La recreación domestica o universitaria de la imaginación en la actualidad, es la manifestación más fidedigna de la pobreza imaginativa. “La imaginación al poder”, fue el grito febril de chicos encendidos que La Sorbona enarbolo en 1968, un grito intraducible, cuyos ecos jamás llegaron a los oídos de nuestra por entonces prematura sociedad, ya que se encontraban atascados en la grosera imaginación feudal y, próximos a padecer en la vulgaridad extrema. La somnolencia académica y por ende la insublimación fue el caldo de cultivo de la estabilidad, que se ajusto al descaro juvenil, que nos condujo a la muerte en vida.

La velocidad de los medios viene alterando la imaginación obligándonos a la amnesia, sobrellevan la vulgaridad popular, retroalimentándola hasta el extremo.

“La imaginación me ha sacado de la “realidad” y, parece que me costara crear mi propio orden, para imaginar mi libertad propia; cada paso que doy lo hago con sumo cuidado para no tropezar. Me muevo como un niño vulnerable, como un esquizofrénico que busca algo que jamás encuentra, con ella tambien intente asesinar a desgastados y aquellos que envejecieron prematuramente”.

Existen seres de corta vista mental, que laburan día y noche sin piedad, madrugan las mañanas y, entregan sus fuerzas con mucho amor; a estos la imaginación no les corresponde, solo recrean lo inventado, depositando sus olores, su verbo y sus ternuras a las reglas de un orden imaginado, son hombres anónimos de mentes muertas que transitan por la historia de manera circular. Los sueños y los discursos le dan lo mismo, apresuran sus pasos con fatuidad, tan pronto pasa su juventud, mueren en un prolongado desinterés, algunas veces intentando recuperar su belleza; esta mala imaginación es muy común en el género femenino.


La imaginación rasguña las fibras de los sentidos más límpidos, prueba a los hombres definir su modo, su estilo y su cultura, equilibra los discursos absurdos y deshonestos. La imaginación es un recurso natural, apremiante y necesario que retroalimenta el conocimiento, es una fuente inagotable del que todos los hombres gozan en función a sus grados psíquicos. Sin embargo existen temores y tabúes que separan a la sociedad de la práctica imaginativa. La gente común no imagina por temor a equivocarse, en ellos existe un cierto grado de hostilidad hacia la imaginación y, consideran a los imaginadores como perdedores u hombres inalcanzables.
Con la “imaginada democracia”, la imaginación mas ridícula de la popularidad, se figura como cultura oficial. El orden populista es tambien una imaginación que resguarda de estabilidad a los emergentes, por mas apresurada que estos parezcan. Se sabe que esa imaginación es apenas un ensayo doctrinaria, que una “democracia” consigue indultar, no obstante, los infortunados tambien tienen ese derecho así la naturaleza indetermine su petición.

En una situación tan vulnerable, con ausencia de evidentes pruebas y hechos memorables o se sufra de una exagerada monotonía interpretativa, no hay mejor salvaguarda que la imaginación. Por más especulativo que esta tenga, su razón esencial adquiere un alto valor. La imaginación como una verdad intrínseca, dependerá del grado de convicción y convencimiento compartido.

La imaginación adquiere un valor contextual y esta sujeta a los impulsos situacionales y emocionales del momento pero, las mentes intimidadas que no están integradas a plenitud, sufrirán sin reparo de las indolentes prácticas de este recurso vital. El poder de un orden se circunscribe en la construcción de un sistema imaginario, un orden es un crisol sólido de imaginaciones concretas.

El arte y el artista se mueven entre el desamparo y lo inalterable, que permite el reconocimiento del hombre y sus infortunios. Nos damos cuenta que la imaginación superior define los perfiles de la conducta social, un elemento sustancial de los actos concretos. En cambio la imaginación comunitaria se centra en el credo popular, un factor de empatía, que resguarda su seguridad propia. Asegurándose del orden y fortaleciéndose de la idiosincrasia comunitaria. La imaginación como sustancia inagotable y sustancia psíquica, seguirá pergeñándose conforme su naturalidad sea cuestionada.

La imaginación puede o no superponerse sobre otra, no precisamente por la monumentalidad de los hechos materiales. La imaginación como tal es un recurso abstracto, intangible y subjetivo, cuya perceptibilidad puede ser compartida y manejable de un modo mucho más puro que un hecho materialmente ilusivo o tangencialmente sublime. Este punto de vista fue bastante cuestionado por los discursos Dada, tomados en práctica en propuestas como las de Marcel Duchamp y, reñidamente reimpuestas durante la década de los sesenta por artistas contemporáneos.

La imaginación no puede y no debe de estar sujeta a calificaciones sustantivas, morales, culturales o funcionales, porque este es un recurso elemental en el espíritu humano, que lo inscribe como ser independiente frente a la realidad. Una saludable imaginación debería de considerar su distancia frente a la fetidez de la moral. Es preciso que el creador contemporáneo entienda este punto a perfección y evitarse llevar por argumentos o discursos superfluos.

La superioridad no escatima la imaginación, solo las torpes disciplinas la categorizan y tipifican de acuerdo a los intereses coyunturales. No se puede reducir la imaginación a la vulgaridad apremiante de la psicológica, ya que su razón natural, trasciende la apreciación simplista de cualquier disciplina moral.

Las consecuencias de una imaginación han permitido a los hombres a replantear el sentido y la admisión de la vida. La imaginación puede llegar a comprimir o extrapolar la sedienta vocación de los espíritus procaces hasta el delirio. La imaginación se muestra como una prueba fascinante capaz de claudicar hasta a los seres más poderosos. Es imposible renunciar a la naturaleza tentativa de la imaginación, puesto que el hombre puede llegar a trascender a la felicidad absoluta con solo imaginar lo deseado.

Con la imaginación hasta la muerte adquiere un valor placentero. La imaginación se muestra como una apertura para ser feliz, que transforma y permite la exploración de nuevas dimensiones. La imaginación nos lleva a los territorios y senderos intransitados, donde podemos desplazarnos con total libertad.

“Con la imaginación puedo percibir el cortejo de las bacterias, oír el canto coral de los asteroides, las fricciones de las espesas masas que transitan por mis intestinos, expirar la fresca brisa femenina o convertirme en una planta,”.



No hay hecho humano que no haya sido imaginado. Mientras la imaginación mantenga su pureza subjetiva podríamos suponer que es mejor, en el sentido que esta sea sustancial para el hombre, esto significa replantear lo ya imaginado. Irónicamente esta concepción se muestra admisible a la práctica narcisista, que se muestra claramente en los programas político - culturales y en el arte hoy que se perfilan entre lo extremo. Acaso no será lógica la admisión de la imaginación narcisista como un hecho natural que se muestra independiente y adversa a cualquier orden.

La dimensión de la creatividad es superlativa y profundamente sorpresiva, no obstante el arte actual requiere de una forzada imaginación. No siempre es la correcta la imaginación espontánea. Imaginar sobre lo ya imaginado determina la categoría imaginativa. El arte de hacer un buen arte implica imaginar con mayor responsabilidad. Considero que en el arte así como en cualquier otro oficio, se debe de tomar muy en cuenta este mecanismo mental por razones éticas. El esfuerzo garantiza la trascendencia de la propuesta. Imaginar sobre lo ya imaginado significa tambien sobre valorar la apremiante particularidad de dicha imaginación.

Sin embargo puede la emoción colocar en suspenso la imaginación, a tal punto de desgastarla o enriquecerla provisoriamente. No obstante, la frescura de la naturaleza imaginativa deviene de una causa en particular, que lo suscribe como un hecho concreto, con características y particularidades propias, que solo el imaginador los puede reconocer.
La imaginación es un proceso activo que surge de una necesidad, no existe imaginación sin necesidad, los espíritus muertos no pueden imaginar. A mayor imaginación cualquier idea se sustenta mejor.

Existen cada vez cosas muy innovadoras, propuestas trastocadas, proyectos clonados, un collage de imaginaciones que sorprenden al imaginador más audaz. Se puede considerar como un hecho negativo imaginar sobre lo ya imaginado, al menos por situaciones éticas, no obstante las reglas del mercado y las decisiones vulgares determinan la toma de decisiones.

La práctica del robo de la imaginación es bastante vieja y las pruebas sobre el punto son muchas. Sin embargo el mundo virtual en la actualidad comparte una “soberanía virtual” con propuestas muy imaginadas, quizá no con el propósito directo de contribuir hacia otras imaginaciones, sino más bien de exponerse al mundo para ser atendidos y ser reconocidos en la probabilidad de los casos.

Una cosa es la imaginación y otra, la forma como se aborda la conducta imaginativa, pero ¿Puede una persona que esta sujeta a un orden imaginar con total independencia? Imagino que si, porque nadie es autosuficiente, además el hombre jamás estuvo fuera de su estado social, pese a los excesos de la individualidad extrema.

Imaginamos gracias a los estímulos internos y externos, pensar sobre este punto nos sitúa en blanco, que nos borra todo lo que queda de la memoria, nos pone derechos y nos sitúa en el tiempo y espacio concreto, en el autogobierno absoluto, en la auto estimulación. Nos pone ante el mundo y muestra nuestro conocimiento como único recurso de salvaguarda. En ese sentido la imaginación es personalizada como un recurso, acción pura que responde a un estimulo sea cual fuere su procedencia.

Si se es capaz de imaginar con total seguridad sobre la imaginación de los que imaginan, admito que son brillantes y dignos de poder. La imaginación integral es el elemento substancial de una mente superada. El modo de admisión, el soporte que perfila su estilo y razón superior.


LO QUE TODO ARTISTA DEBE CONOCER:
La imaginación en el artista es un halo natural desbordante, que difícilmente se desprende de la mente si esta no logra materializarse. La imaginación se encuentra sostenida por una fuerza inefable que lo impulsa a tal punto de cegarlo de otros intereses y necesidades vitales con tal que se vean plasmadas.

El inconmensurable placer comienza por la valoración que el artista deposita en la imaginación. No existe en el universo artista que no dude en cualificar su inagotable imaginación. El poder de la imaginación puede llegar a mitificar providencialmente la obra de arte, hasta imposibilitarla al autor de su imagen propia. La pervivencia imaginaria adula la concreta fisonomía de una imaginación materializada hasta borrar de la faz a su propio creador.

La imaginación así como la creatividad tiene un origen privativo, que responde a necesidades intrínsecas, que deben ser expulsados. El impulso imaginativo es práctico, multiforme y pluridimensional, que se muestra placentera y pasional, como un privilegio distintivo. El artista es victima de su imaginación, a tal punto que esta puede controlar su mente. Al no poder ser interpretados estas pueden terminar generar trastornos en el imaginador. La imaginación es una constante que se presenta en nuestra mente como una rebosante figura, mostrándose impávida y acosante, que puede surgir y desaparecer con rapidez o perdurar durante toda una vida. El alto grado de percepción se debe a la agudizada naturalidad de los sentidos que oxigenan la imaginación del imaginador, sin embargo, la diversidad de procesos imaginativos depende del estilo y el carácter de las personas.

El artista es capaz de retener en la memoria, el sentido de lo imaginado, puede congelar la imagen, las formas, los ritmos y los olores fidedignamente. Gracias a la acción interpretativa puede además controlar lo imaginado. En ese sentido el arte puro se manifiesta procaz, rebelde y sublime, pero jamás temeroso, torpe o absurdo.

La imaginación le brinda apertura libertaria al imaginador y esta jamás debe mostrarse reducido. No existe una obra de arte ingenuo o ridículo, salvo por aquellos que ostentan dicho valor por propios.

Si bien la imaginación es una manifestación natural, esta por naturaleza se muestra de forma gradual, de acuerdo a los factores y condiciones subjetivas, psíquicas o culturales. A mayor conocimiento mayor pulcritud de imaginación. Sin la imaginación, no habría intención e iniciativa de agrupar ideas artísticas. En este ejercicio el rockero no prejuzga, su desafío de encontrar o no belleza, la imaginación le impulsa en la creación de más ideas. Imaginar sobre lo ya imaginado, le da apertura a una infinidad de posibilidades creativas, no obstante a mayor imaginación, la necesidad de los recursos técnicos serán superiores.

“Tú que dispones de la virtud innata, oye esta profusa melodía y, déjate llevar por los continuos senderos de la imaginación”.

Cuando el mensaje se hace sonoro, el sentimiento es mas asimilable capaz de penetrar el subconsciente colectivo. Los sonidos que se ejecutan corresponden a imaginaciones diametralmente distintas; lo que hace el feeling es la ordenación de esas imágenes, para poder llegar al subconsciente colectivo. Es muy importante que la imaginación tenga una dirección; cuanto más alucinado y afiebrado la imaginación, su impacto será mejor. No obstante, existen alegorías y emociones extrañas, difíciles de mostrarse, que son didácticos para la educación humana; estados de ánimo que solo pueden manifestarse mediante el rito y el lenguaje corporal del artista.

El arte se muestra como una perviviente acumulación de imaginaciones que responde a la constitución de estructuras mentales. Sin embargo a lo largo de los treinta últimos años, la poca imaginación de las artes no ha logrado transgredir y conmover el espíritu social peruano, en lugar de adquirir cultura, la sociedad ha venido degenerándose.

Si consideramos que la imaginación profesional no ha llegado a superar la imaginación ambulatorio o informal, daría lo mismo insistir en que la imaginación moderna en nuestro medio no ha llegado a superar o sustituir la imaginación tradicional, en esas dos formas como se perfila la imaginación popular, ¿Quien lo representa y bajo que condiciones se sustenta?. Es evidente que entramos al territorio de la ambigüedad, el desamparo y la tentativa, entonces cabe la otra pregunta ¿Qué papel cumple el aparato del Estado en esta parafernalia?

A estas alturas del tiempo, el cambio será imposible si solo contamos con los mismos recursos imaginativos. Es preciso imaginar con mayor ímpetu a partir de nuestra realidad, para lograr la deseada transformación, no hay otro camino. Transgredir el espacio público con la misma violencia que ostenta la sociedad en el día a día.

Establecer a la imaginación como un recurso indispensable en la apertura para un cambio de conducta cultural en el Perú, será el primer reto reflexivo en todo aquel que intenta crear.




¿Para quien canto yo entonces?
Pequeñas Anécdotas Sobre la Vida Conyugal - Sui Generis.