sábado, 24 de marzo de 2012

BREVE HISTORIA DE LA DANZA

Por Kenny V. Azurín
Abancay, 26 de marzo del 2012
LA DANZA EN LA ANTIGÜEDAD:
En el antiguo Egipto, las danzas ceremoniales fueron instituidas por los faraones. Hubo danzas que representaban la muerte y la reencarnación del dios Osiris, fueron ejecutados por profesionales de alto dominio técnico, debido  a su compleja estructura estética. También existieron danzas asociadas a los cortejos y los placenteras, donde participaban bufones, enanos, negros y jorobados, para regocijar a reyes y nobles.

Por otro lado la danza a la muerte en el Egipto popular, fue una de las principales expresiones de alto valor estéticos y se efectuaban con personificaciones de dioses astados. La actitud del hombre ante la muerte ritualizó dancísticamente el cortejo, y a la vez teatralizó el viaje del ka (sustancia divina) hacia el tribunal de Osiris. Ambas eran representaciones que integraban espacios de danza y música.

Los santuarios de Luxor y Karnak (Tebas), fueron los principales centros en el desarrollo de las danzas sagradas y profanas. Asimismo, Egipto fue el país de las danzarinas; contaba con las Plañideras, que danzaban incansablemente al derredor de los sarcófagos durante las ceremonias fúnebres.

En la Grecia antigua por su parte, la influencia Egipcia fue propiciada por viajeros y filósofos que solían transitar por Egipto, buscando ampliar sus conocimientos. Platón catalizó y propició el ejercicio de la danza griega, por ser una importante actividad para el fortalecimiento del espíritu.

Cubiertas sus necesidades, los griegos tuvieron tiempo de mirar hacia otros puntos de su interés, así descubrieron el cuerpo humano, que aunque resulte obvio, nunca antes nadie se había detenido a observarlo. Los griegos fueron los que notaron que el cuerpo, podía ejercitarse y embellecerse, pero sobre todo, descubrieron lo agradable que era ver un cuerpo bello, a través del baile. Así fue que crearon las danzas, para que hombres y mujeres los interpretaran, además de dedicarle buena parte de su tiempo en  mantener una figura ágil y hermosa.

En los rituales de la danza, prevalecía la fuerza por encima de la perfección interpretativa. La danza griega, estuvo articulada al panteón originario y la conducta profana de la sociedad, estas formaron parte de los banquetes, matrimonios y actividades funerales, asimismo fueron proferidas mediante el ejercicio de las tragedias, comedias y dramas satíricos.

La Pírrica, fue una danza mítico-religiosa, acompasada por el ruido de escudos militares, y se practicaba en honor de Atenea, la diosa de la guerra, danza con la cual se instruían a los niños a partir de los cinco años. Asimismo se practicaba la llegada a Delfos de una caravana de bailarines, procedentes de los pueblos más remotos con el propósito de consagrar al dios Apolo.
Existió otra danza mitológica donde se recreaba la historia de Teseo, que había matado al Minotauro en el laberinto de Knossos. Cuenta la historia que mientras Teseo retornaba a Atenas se detuvo en Delos, para efectuar un sacrificio a favor de los dioses que lo habían resguardado durante la contienda y, mientras duraba el sacrificio, este héroe inventó una especie de baile, que imitaba los movimientos de las serpientes en representación del escabroso camino que había recorrido en su lucha con el Minotauro.
Por otro lado hubo danzas frenéticas, celebradas en tributo a Dionisio y acompañadas por percusiones, que eran protagonizadas por Sátiros y Ménades.
Alrededor de Dionisio (Baco para los romanos), diversos grupos de mujeres llamadas Ménades iban de noche a las montañas, que bajo los efectos del vino, celebraban sus orgias con danzas extásicas. Estas danzas incluían, eventualmente música y mitos que eran representados por actores y bailarines entrenados. A finales del siglo V antes de Cristo, estas danzas comenzaron a formar parte de la escena social y política de la antigua Grecia.

Los griegos, amantes de lo bello y de lo bueno, tanto en el sentido filosófico como biológico, concedieron a la armonía de movimientos y al ritmo corporal una importancia decisiva, que los llevó no sólo a admirar la belleza plástica, sino también por el desarrollo armónico del propio cuerpo.

Por otro lado, en la sociedad romana, la danza fue practicada como una prodigiosa actividad. Incluso llegaron a crear la pantomima. A través de este gesto los danzarines contaban historias mediante la sola acción del cuerpo. Si las danzas romanas se caracterizaron por ser orgiásticas, ejecutadas por esclavos y representando historias completas de Afrodita, hubo también bailes en honor a los dioses del panteón romano, que se efectuaban en importantes ceremonias públicas. Danzas para recibir las estaciones, efectuadas mediante juegos florales, en honor a la diosa Flora (la Cloris Griega), divinidad virginal que fue honrada con danzas sencillas, cuya intención, era la expresión de alegría por la llegada de la primavera. Festividad que se vio confundida, por el hecho de que una mujer pública, que llevaba por nombre Flora, había dejado su herencia al pueblo romano, y éste en su desenfreno, mezcló a las dos mujeres en una sola celebración. Irónicamente, la Iglesia una vez asegurada su poder, capitalizó esta situación, limpiando toda intención libertina, para luego reconvertirla en una fiesta en honor a la Virgen.

Sin embargo, el inicial entusiasmo por la danza en Roma desapareció rápidamente, ya que a este pueblo, que se distinguía por ser guerrero y conquistador de países y de riquezas, no le resultaba favorable ante sus oponentes. Motivo por el cual los poderes públicos y la nobleza, en 150 a. c. contuvieron la práctica de la danza y cerraron todas las escuelas de baile. La danza, fue considerarla como una actividad sospechosa y muy peligrosa para la élite romana, pero a pesar de ello su práctica social no se detuvo.

Posteriormente y durante el reinado del emperador Augusto (63 a. c.-14 d. c.) la danza reflotó su ejercicio social, no obstante cuando el imperio romano adquirió su cristianización, el valor del cuerpo, la sexualidad y la danza -una vez integradas a la razón coreográfica-, fueron objeto de controversias y de conflictos, que agudizaron la distintiva diferencia entre la danza profana y la danza sagrada.

LA DANZA EN LA EDAD MEDIA:
A partir del siglo IV la posición de la iglesia con respecto a la danza se mostró ambivalente, por un lado fue rechazada al ser considerada como catalizador de la permisividad sexual, lascivia y éxtasis y por otro, intentaron incorporarla es sus diversas celebraciones. Danzas estacionales Celtas, Anglosajonas, Galos, etc., formaron a menudo parte de los ritos religiosos católicos durante la edad media.

Pero fue a principios del siglo IX, cuando Carlomagno prohibió la danza, sin embargo la sociedad no acató la orden, algunas danzas fundamentadas en tradiciones paganas continuaron como parte de los ritos colectivos de los pueblos europeos camuflados con nuevos nombres y nuevos propósitos. En el medio rural se practicaba la danza popular con acentuado carácter distractivo y como forma de relación social; se solía hacer frecuentes referencias a las intrigas de tipo amoroso lo cual favorecía la inclusión de la gestualidad de la gestualidad figurativa, sobre todo mediante la mímica facial.

La Iglesia Cristiana  fue la única religión importante que ha proscrito y condenado el desarrollo de la danza. La razón es evidente: una religión basada en la mortificación de la carne no puede hacer de la carne y sus ardores un medio adecuado de expresión. No sólo se prohibió la danza sino que también se impuso reglas que vedaban su estudio y conocimiento, incitando a la gente sólo a la adoración de Dios y a la instrucción.  

Debemos a la iglesia nuestra arquitectura, nuestra pintura y nuestra música. Ella creo y perfecciono la armonía polifónica, junto con los métodos de escritura, y música, tarea en la que invirtió quinientos años y necesitó el mayor grupo de eruditos jamás reunidos para una única tarea. La iglesia necesitaba de la música; el baile no le hacia falta, sino todo lo contrario (…) El baile, junto con la fantasía en las comidas y el exceso de cintas y adornos en la ropa, fue la forma de dar expresión a los instintos animales. Se lo utilizó también como un auxiliar menor del galanteo. Naturalmente, no llegó a desarrollarse como arte y poco a poco fue quedando reducido a expresión inconsciente de una manifestación folklórica. En contraste con las demás artes, no hubo manera de que fuera consignado por escrito y, por consiguiente, careció de reconocimiento serio. Los intelectuales no pensaban nunca en expresarse por la danza, salvo, por supuesto, en el terreno biológico. Las mujeres inteligentes estaban por ese entonces en la cocina o en el cuarto de juego de los niños. Jamás un talento portentoso, comparable, por ejemplo, a Shakespeare, Goethe o Bethoven, se preocupó por la danza…la danza había perdido los vestigios de su parentesco con las demás artes hermanas y no hubo razón para considerarla en un mismo plano con la música y la pintura. (Cf. Agnes de Mille, Ballet, pp. 74 – 82: 1960). (1)

No obstante durante esta época surgió una danza secreta considerada la danza de la muerte, a raíz de la aparición de la Peste Negra que flagelo Europa y cobró la vida de 50 millones de personas.
“La muerte empieza a ser asociada con la figura del esqueleto, o un cadáver en descomposición. En actitud de danzar, dialoga y arrastra uno por uno a las personas de las más diversas clases sociales. Asimismo a través de diversas representaciones iconográficas se buscaba plasmar la fugacidad de la vida y de los placeres terrenales, en esa época donde la mortalidad era alta”. (Cf. Charles Baudelaire).
La práctica de esta danza comprendió los siglos XIV y XV, sobre todo entre los territorios de Alemania e Italia. La danza de la muerte fue descrita como una acción ritual, donde los ejecutantes se movilizaban a base de saltos, dando gritos y convulsiones con furia, como quien arroja la enfermedad del cuerpo.

“Asimismo con la parición de la peste negra, cambió también la actitud de la sociedad hacia los nobles y la propia Iglesia: ni unos ni otra pudieron hacer nada para detener la enfermedad. El fenómeno llegó a afectar el poder del clero. La Iglesia ya nunca más seria el de antes, puesto que muchas de sus atribuciones serían transferidas al poder temporal. La impotencia de los gobiernos, unida por un lado a las medidas restrictivas (al admitir las cuarentenas) no tuvo ningún efecto para contrarrestar la crisis social,  a ello se sumaron la falta de trabajadores cualificados para la manifactura, ¡puesto que la mayor parte estaban ya muertos! Se crearon rebeliones y, como consecuencia mejoro la calidad de vida de los supervivientes. (…) Algunos historiadores piensan que el Renacimiento no se hubiera podido producir sin la aparición de la peste negra”.

EL RENACIMIENTO Y EL BALLET:
Con el advenimiento del Renacimiento, los enfoques hacia el cuerpo del hombre, cobró un importante interés, al vinculársele a las artes a la danza. Los impulsos estéticos, surgieron en el interior de las cortes de Italia (balletto) y de Francia (ballet). Durante el renacimiento empieza a proliferar el Ballet Cour creado en Italia, como forma de espectáculo integro con un inicio y final manifiesta sobre un tema dramático que se propala por medio de variadas evoluciones coreográficas junto al canto, la declamación y la música.

Recién en el siglo XV y XVI aparece la Opera-Ballet que centra su interés en la técnica y mecanicismo del gesto (monomorfo y perfecto) y la actitud corporal, afirmando las primeras bases de la danza académica. El ballet nace como una expresión cuya técnica fue distinta a la empleada en las danzas folklóricas. Mientras que en el baile popular se ejecutaban movimientos rápidos con los pies levantados, en la danza de carácter señorial, los movimientos eran lentos, donde los pies sólo resbalaban por el suelo y la cortesía sólo permitía que apenas se rozaran la punta de los dedos de la mano entre damas y caballeros.

Si bien en idiomas como el castellano y el italiano las palabras danza y baile se emplearon como sinónimos, sin siquiera evaluar las características que las pueda diferenciar. Esto no ha sucedido siempre, ya que con la aparición del ballet en el Renacimiento, la diferencia entre ambos términos, se acentuó con mayor intrepidez. Baile se llamó a todas las expresiones corporales, procedentes de los sectores populares, donde la improvisación se exhibía, como uno de los elementos de exteriorización más comunes, mientras que por danza se categorizó, a aquellas expresiones con profundas raíces mágicas y coreografía establecidas, ajenos a toda improvisación. (Cf. Enrique Pinilla: 1964).

Gracias al aporte de los mecenas, las danzas se desarrollaron a grandes escalas sociales, paralelo a ello se incrementaron las celebridades y festividades en las cortes y los espacios públicos respectivamente. De este modo la danza se convirtió en objeto de estudios, para ello un grupo de intelectuales considerados Pléyades, fueron los que se encargaron de articularla con la música, el sonido y el teatro, como se solía demostrar en la época griega.

En la corte de Catalina Medici (1519-1589), la esposa italiana de Enrique II, nacieron las primeras formas de Ballet Clásico, de la mano del genial maestro Baltazar de Beauyeulx en 1581. El contenido del ballet normalmente era alegórico-mitológico (manifiesta mediante mascaradas y pantomimas) y bailado sólo por aristócratas aficionados en un salón. El reimpulso de la danza, determinó el carácter de los futuros ballets cortesanos que cristalizaron en el siglo XVII.

En las diferentes cortes europeas los danzantes de ballet, se presentaban con sus presuntuosos vestuarios, bajo una ostentosa decoración, cargada de fuentes artificiales, luminotecnia, etc. El ballet fue un espectáculo donde música, argumento y escenografía se presentaban ante el público como un todo expresado.

En 1661 Luis XIV de Francia, autorizó el establecimiento de la primera Real Academia de la Danza, fue en esta escuela donde se fijaron las famosas cinco posiciones de la danza, así como la mayor parte de la técnica que actualmente se emplea. Muchos de los ballets presentados fueron creados por el compositor italiano francés Jean Baptiste Lully y el coreógrafo Pierre Beauchamps, a quien se le atribuye la determinación de las cinco posiciones mencionadas.

De este modo, en los siglos siguientes el ballet, se convirtió en una disciplina artística reglada que fue adaptándose a los cambios políticos y estéticos de cada época. En un primer momento solo los hombres podían participar de ella, y los papeles femeninos los realizaban estos mismos pero disfrazados. Las primeras bailarinas aparecieron recién en 1681, en una escenificación llamada “el triunfo del amor”. En estos mismos años las danzas sociales de pareja como el Minuet y el Vals comenzaron a emerger como espectáculos dinámicos.

A lo largo de los siglos XVI y XIX se han presentado un progresivo desarrollo en las líneas académicas en la danza y en las otras líneas alternativas a esta, así, ya en el siglo XVIII, Jean Georges Noverre denuncia el vacio que genera la danza reducida a las “proezas técnicas” y a la esquematización estereotipada de los movimientos. Noverre, fue el más famoso defensor del ballet francés en acción, escribió cartas sobre la danza y los ballets, en las que aconsejaba utilizar los movimientos naturales, sensibles y realistas. Este crítico enfatizaba que todos los elementos de un ballet, debían funcionar armónicamente para expresar su argumento”. (Cf. Rori Dane Suarez, 2008).
Al comienzo del siglo XVIII, la escena creo para si una categoría independiente de profesionales adiestrados y expertos en el arte teatral, a quienes la sociedad segregaba de su seno y señalaba por todos los medios posibles. Fue Marie Anne Camargo, quien acortó las faldas y empezó a usar zapatillas sin tacón. Alrededor de 1841, se inventó la zapatilla de puntas y se estreno "Giselle", una obra cumbre del romanticismo y una de las importantes bases del ballet clásico, sin embargo la danza sobre puntas sólo se utilizó para exhibir pasos y saltos en tiempos breves. Su rival, María Sallé desechó el corsé y se colocó túnicas griegas para bailar “Pigmalión”. Por otro lado John Weaver, eliminó las palabras e intentó transmitir, el sentido dramático por medio de la danza y el gesto.
Se encajó el cuerpo del bailarín con los ideales de cortesía, elegancia y pudor que se valoraban en aquella época. En las obras, el espacio fue utilizado de una manera equilibrada, ordenada, simétrica y con cierta jerarquía espacial.
En las escenas grupales del siglo XVIII, se llegaron a representar al Rey Sol (Luis XIV), llamado así por una coreografía en la que todos los demás danzaban a su alrededor, haciendo visible su poder a través de la metáfora espacial de la jerarquía.
En el siglo XIX, el Ballet Romántico, se reflejó con el culto a la bailarina y la lucha entre el mundo terrenal y el mundo espiritual que trascienden la tierra. El ballet "Las Sílfides", fue un ejemplo de ello, cuya primera representación tuvo lugar en París, con María Taglioni a la cabeza. Al mismo tiempo, los poderes políticos de Europa colonizaron África, Asia y Polinesia, donde prohibieron y persiguieron las danzas y los tambores por considerarlos bastos y sexuales.
Durante el siglo diecinueve, paso a ser lisa y llanamente un vehículo femenino de expresión. El movimiento romántico hallo en la danza sus manifestaciones mediante un estilo ligero, incorpóreo y etéreo que resulto inmensamente más apropiado para mujeres. Los hombres quedaron subordinadas a ellas, levantándolas, sosteniéndolas en alto, soportándolas, transportándolas y tomándolas en el aire. Cuando disponían para si de unos minutos en el escenario, no podían pensar en nada mejor, con el objeto de hacer digna pareja con sus incorpóreas compañeras., que en imitarlas y procurar aventajarlas en el aspecto flotante, inmaterial, etéreo. No es masculino desprenderse de la tierra y  flotar, sino por el contrario, afianzarse bien sobre ella. (…) Las mujeres no tropezaron con obstáculo alguno, sencillamente porque los hombres encontraron la tarea tan poco de su gusto como para no oponerles ninguna barrera. La coreografía es quizás la única actividad en que las mujeres no han tenido que luchar contra la resistencia de los hombres, y no es casual el hecho de que los grandes revolucionarios del baile hayan sido siempre mujeres. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
A pesar de que el ballet se había expandido por toda Europa, fue a partir de la segunda mitad del siglo XIX, donde comenzó a perder su interés público debido a la rigidez académica, situación que fue denunciado por Dalsarte desde el terreno alternativo, Isidora Duncan hizo lo propio en el siglo XX, sin embargo y a pesar de ello se produjeron destacables obras como la “Coppélia”, “Sylvia” y “La fuente”, con música de Leo Delibes. Por su parte Rusia siguió con la tradición del ballet, gracias al coreógrafo Marius Petipa. Entre sus obras los más conocidos fueron: “La Bella Durmiente” (1890), “El Lago de los Cisnes” y “Cascanueces”, obras que fueron elaboradas con acompañamiento musical de P. I. Tchaikovsky y la colaboración de Liev Ivanov. Petipa llegó a convertirse en un punto de referencia. Fokine fue otro artista que hizo hincapié en la idea de la expresividad. Hubo también otros representantes como S. Diaghilev, Vaslav Nijinski, que contribuyó la reaparición de la figura masculina. (Cf Historia del Ballet Clásico, 2009).
En el siguiente siglo, la apertura de la danza moderna, diversificó los movimientos dancísticos, los bailarines produjeron una variedad de admirables obras. Sin embargo pasado los años el antagonismo entre la danza moderna y el ballet clásico terminarían por borrarse, y los bailarines finalmente alcanzarían a manifestarse en ambos estilos.
“El ballet ejerce singular influjo sobre las mujeres de occidente, y yo diría que no es por lo temático, sino por la fastuosidad con que se presenta, las flores, el publico de gran lujo y el sistema estelar, aunque la opulencia seduce siempre. Su pujanza y atractivo, según creo, estriban más bien en su cualidad real de la técnica.
La técnica del ballet, en comparación con la de los bailes mas modernos y hasta con las manifestaciones folklóricas, es menos natural, si tal vocablo puede utilizarse con respecto a su arte, mas arbitraria, mas estilizada y mas impersonal. El cuerpo esta obligado a perder su apariencia humana. Toma elementos del dibujo abstracto y, visto superficialmente, al principio parece perder toda relación con la experiencia sexual y emocional. Con todo, debe seguir siendo un cuerpo y nada más. Ese cuerpo debe ser tal como nosotros desearíamos que fuese, no uno de nuestros cuerpos gastados, sino un cuerpo ideal, de ensueño, liberado de la fatiga y la inquietud. Es la condensación de todos los elementos que consideramos más atrayentes: ligereza, vaporosidad, fuerza, facilidad y, sobre todo, perfección. Todas las articulaciones y los tendones se estiran al máximo, los brazos se abren y liberan, el pie se arquea en el último espasmo de la exaltación, la espina dorsal queda tensa; de la cabeza a los pies, el cuerpo es una fuerte y positiva aserción. Por eso constituye quizás la forma más erótica de danza conocida por nosotros. (…) La línea alargada, erecta, fuerte y vital, es música en nuestros espíritus…el estiramiento y encogimiento, el salto liberador, la carrera y la huida de la tierra son expresión occidental europea. (…) Con la cabeza en alto, brincamos y corremos. El oriental acaricia y se echa al suelo, encorvado y vuelto hacia su interior, en un único sitio. La suya es danza de diseño y habla de vida restringida y de introspección. El espacio le ha faltado durante miles de años; a nosotros nos ha sobrado”. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
DE LA DANZA MODERNA A LA DANZA CONTEMPORANEA:
La Danza en el Siglo XX:
Si la danza clásica buscó el preciosismo, lo estructurado y, la conexión con lo etéreo y celestial, ligada al concepto de lo apolíneo. La Danza Moderna y Contemporánea por su parte, escudriñó siempre la conexión con lo terrenal, con lo humano y sus pasiones. Su expresión libre y su carácter transgresivo estuvieron siempre ligados al concepto de lo dionisiaco. (Cf. Adolfo Vásquez).
Finalizada la Primera Guerra Mundial, surge entre los más sensibles, un serio cuestionamiento sobre los valores. Los artistas buscan expresar algo mucho más personal, dinámico y compatible al espíritu coyuntural. Si en Rusia surgía un renacimiento del ballet propiciado por los más brillantes coreógrafos, compositores y artistas visuales y diseñadores como Ana Pavlov, Claude Debussy, Stravinsky, Pablo Picasso, etc. Paralelo a ello en occidente, las primeras manifestaciones de la Danzas Modernas comenzaban a tomar protagonismo, como reacción frente a los estilizados movimientos del ballet.
A la progresiva emancipación de la mujer, surgió una nueva forma de bailar, que declamaba la libre expresión corporal, tomando a Isidora Duncan como su principal  referencia.
La danza moderna apasiona más a las mujeres que a los hombres…es la única ejercitación física posible a las mujeres que no comportan responsabilidad moral o riesgo físico. Constituye un verdadero retorno a la libertad pagana y a los juegos infantiles.  Puede hasta ser un sustituto completo, aunque inconsciente, del amor físico, y en las vidas de las grandes bailarinas suple habitualmente esta función…tan imbuido de sexualismo esta el movimiento mismo. No hace falta que sea una mujer hermosa; no es necesario que se apoye en la mínima coquetería personal; más aun, no debe hacerlo. (Agnes de Mille, Ballet y Sexo en MI VIDA EN LA DANZA, pp. 74 – 82: 1960) Compañía General Fabril Editora, S. A. Buenos Aires-Argentina.
Por otra parte, desde la segunda década del siglo XX hasta la actualidad, nuevas libertades en el movimiento del cuerpo se impusieron al constante cambio de actitudes. La música con influencias latinas, africanas y caribeñas inspiraron la proliferación en la creación de las salas de baile y de danzas como la rumba, la samba, el tango, el cha, cha, cha, etc.
A partir de la década de los cincuenta, otras danzas individualistas como el rock and roll, el twist, los free-style, considerados bailes de rebeldía, tomaron el relevo. Posteriormente aparecieron el disco dancing, el breakdancing, danza-jazz, etc; En las ultimas décadas del siglo XX y paralela a la danza contemporánea, académica y la danza-jazz, se impusieron una diversidad de danzas que inclusive cuentan con un diseño teórico, que pueden ir desde lo espiritual, lo epistemológico, lo filosófico, hasta lo terapéutico, medico, correctivo y de rendimiento motriz, tal es el caso de la Gym-dance, el Aerobic, dance-Contact-Improvisation, Biodanza, Danza-terapia, etc.
Ya en los albores del siglo XXI, la danza retomaría el significado de los temas dramáticos, la musicalidad y el virtuosismo técnico renovado. Todas estas practicas iniciadas en el renacimiento hasta la actualidad, han conservado concepciones y practicas coyunturales, en función a una variedad de técnicas en la mecánica, la gestualidad y la coreografía corporal. Todas ellas han conjugado aspectos figurativos y abstractos, aspectos relacionados con la emocionalidad humana en sus diversas condiciones de vida.
La Danza Moderna:
La Danza Moderna se consolidó sobre todo, entre los dos primeros decenios del siglo XX, apareció como una contrapropuesta o ruptura esencial en oposición a los valores fundamentales del ballet. Al igual que las otras tendencias artísticas de la época, los artistas de la Danza Moderna, se manifestaron desarrollando propuestas abstractas y expresionistas de carácter real.
A los cambios en la ciencia, la tecnología, así como la trágica y desolada coyuntura, luego de la devastación producida por la Primera Guerra Mundial, se sumaron la agitación de las grandes vanguardias, que buscaban nuevas formas de expresión.
La danza tradicional como el Ballet Clásico, que aun preservaba el valor de la métrica, el ritmo, los saltos y los pasos, fue transformada radicalmente por la variabilidad de las nuevas corrientes vanguardistas. Para muchos defensores del ballet clásico, la danza moderna no era otra cosa sino, una manifestación degenerada de las artes danzarías, algunos pensaron, que se solo se trataba de una simple ruptura estética y/o cambio de gustos.
Sin embargo la danza expresionista y abstracta, buscó la recuperación del movimiento libre, mediante la interacción dinámica con el espacio y la posibilidad de la autoexpresión corporales. De este modo la Danza Moderna, rompió con los pasos pre establecidos de la academia, para luego convertirse en un componente intenso, prevaleciendo la expresión emotiva y los sentimientos más profundos del ser.
La desnudez fue otro recurso que se impuso como parte de su búsqueda de la libertad. Los artistas consideraban, que la belleza corporal se encontraba por encima de la indumentaria, motivo por el cual, eliminaron toda exuberancia de las escenografías, asimismo redujeron los excesos en el acompañamiento musical. A los danzarines también les pareció indispensable, experimentar con los silencios y los sonidos aislados.
Por otro lado la característica zapatilla del ballet, fue descartada, los artistas prefirieron danzar con el pie descalzo, con el propósito de establecer contacto con la tierra. Eliminaron el virtuosismo académico y en sustituto, se buscó la expresión libre. También se propusieron cambiar la concepción del espacio escénico y la utilización de la energía en el movimiento del tiempo.
Una de las fundamentales motivaciones de los artistas de vanguardia, fue su espíritu explorador. Los danzantes se dedicaron a investigar y recopilar estilos y técnicas de una diversidad de expresiones tradicionales (India, Egipto, Grecia, etc.), para luego insertarlas en sus respectivos estilos y prácticas. De ese modo resaltaron la individualidad creativa.
La Danza Moderna se originó primero en la Alemania, sin embargo, su desarrollo técnico se efectuó en los Estados Unidos, junto a artistas como Denisshawn, Martha Graham y Doris Humphrey. Por su parte en Europa, el foco principal fue Berlín, allí destacaron Isidora, Duncan, Loie Fuller y Rudolf Von Laban, quienes hasta buen tiempo se mantuvieron en el terreno de la independencia expresiva.
Isidora Duncan, utilizó en sus trabajos los ideales del antiguo arte griego, con el propósito de revalorar el carácter natural de las expresiones. Rudolf Von Laban, creó la labanotación, que consistía en un análisis científico del movimiento humano, basado en una notación geométrica, que consistía en estirar y contraer el cuerpo ajustado a un espacio. La técnica de Martha Graham, se basó en la relajación y contracción de la respiración, en sus inicios priorizó las expresiones abstractas, posteriormente se centró en el carácter místico y psíquico de las obras. Graham, afirmaba que la región abdominal era la fuente de energía que controlaba el cuerpo del danzante. Mary Wigman, fue otra de las principales figuras de la Danza Moderna, cualificó el silencio y la mímica dentro de sus trabajos, para explorar el lado oscuro de la naturaleza humana, su coreografía estuvo inspirada en el mundo asiático y oriental y en muchas de ellas utilizo mascaras.
Posteriormente surgieron figuras como Mary Wigman, Merce Cunningham, José Arcadio Limón, Emile Jaques-Dalcroze, Charles Weidman, entre otros.
“Cabe mencionar que con el nazismo muchos artistas alemanes como Laban y Jooss emigraron fuera del país. Kurt Jooss había criticado duramente a la sociedad alemana en sus coreografías, incluyendo entre sus personajes figuras como la de la muchacha que debe vender su cuerpo por dinero, la madre desesperada, el soldado humillado, el hombre hambriento de poder, etc. Su obra más crítica fue La Mesa Verde, en donde destacaba la grieta existente entre las distintas clases sociales”.
La Danza Contemporánea:
El surgimiento de la Danza Contemporánea formó parte de la búsqueda de un espectáculo totalizador y teatral, en el que de forma cohesionada y equilibrada los artistas mezclaron y relacionaron, las acciones corporales, con otras disciplinas artísticas como la acrobacia, el ballet, la danza moderna, el jazz, el karaoke, la música electrónica, el video, los cuerpos pintados e inclusive tuvieron un acercamiento al performance (mediante la danza performatica, la metaformance, etc.).
Si definimos las características de la Danza Contemporánea, podemos comenzar argumentando que se trató de una expresión artística polivalente, donde los artistas  buscaron representar los ideales políticos y el manejo de nuevos conceptos de libertad creativa, contrastando con los compromisos ideológicos de la élite y la burguesía dominantes.
“Los sesenta fue en la década en que se produjo una revolución artística en los postulados mundiales de la anarquía. En aquellas sociedades que enfrentaban la crisis política y social del capitalismo y sus oponentes. El arte manifiesta la existencia de un ser humano que no encuentra su lugar dentro de la sociedad y la coyuntura, rechazando rotundamente a  lo establecido y a la política mercantil de la burguesía”.
Existe una preocupación por develar las preocupaciones internas, cualidades y defectos fundamentales del ser humano. Los artistas utilizan una diversidad de vías para quebrar los conceptos tradicionales a través de lo absurdo y lo grotesco. Se formula un lenguaje coreográfico basado en lo presente y la vida cotidiana. Rechazan los conceptos tradicionales del tiempo, espacio y acción, en sustituto mantiene el contraste, la contraposición y la heterogeneidad expresiva. Objetan las estructuras narrativas y secuencias lógicas tradicionales, priorizando los movimientos espontáneos, asimismo niegan el escenario convencional y trasladan las actuaciones a los espacios abiertos; muros, escaleras, jardines, calles, escenarios flotantes, balsas, etc.
Incorporan al público como parte de sus actuaciones. Hay quienes llegan a negar al propio bailarín, para luego convertirlo, en objeto de provocación de efectos visuales. Algunos artistas dejaban que las obras se manifestaran libremente, para destacar la interacción con el público, inclusive se llegó a utilizar bailarines no entrenados. (Cf. Paola Lorenzana, 2007).
La Danza Contemporánea se manifestó a través de una pluralidad de vías estéticas y, una de sus principales modalidades expresivas fue la Danza-Teatro (tanztheater), que consistió en la unión de la danza “genuina” y los métodos del teatro, creando de este modo una nueva y única forma de danzar. La Danza-Teatro se distinguió por una fuerte referencia con la realidad, para ello los artistas se valieron del dolor social. Las presentaciones se centraron por revelar conflictos humanos, a base de movimientos y gestualizaciones, alternadas con caídas, golpes, saltos y colapsos dramáticos., estimulando al espectador a identificarse y reflexionar sobre ciertas líneas de pensamiento. A diferencia de las otras modalidades dancísticas, que representaron la búsqueda coreográfica de los conocidos códigos de baile, influenciados por escuelas y las diversas técnicas, la Danza-Teatro fundaba cada vez que se realizaba un trabajo, expresiones visuales que concuerden con la temática escogida. Estuvo representada en Europa por artistas como Pina Bausch, Susanne Linke, Reinhilde Hoffman, Eugenio Barba, entre otros.
Fue en 1973 cuando la alemana Pina Bausch, puso de manifiesto su Danza-Teatro y su psicodrama analítico, La artista colocó en cuestión los automatismos psíquico-sociales, la formalidad y la banalidad excesivas de la época. Bausch fue testigo de una época desgarrada y devastada, motivo por el cual se situó en una escena de avanzada, desde donde reinvento los movimientos primigenios de la danza, que habían sido reducidas a lánguidos ritmos carentes de emoción, asimismo lucho contra las categorías del buen gusto y la belleza y los modelos canonizados sobre el “cuerpo ideal”, para mostrar una realidad heterogénea en la que el movimiento adquiría un enorme poder transgresor. (Cf. Adolfo Vásquez).
El Psicodrama Analítico de Bausch, ofreció no solo la metodología adecuada de sublimación, socialización y producción de subjetividad singular y colectiva, potenciando o mejor redirigiendo la agresión del espectador, y previniendo la violencia social. La expresión corporal escenificaba la agresión ritual como campo de enfrentamiento en el que comparece la tensión, la competencia y el origen genético del comportamiento teatral. De este modo el espectador, se convertía en también organizador de los impulsos de la experiencia estética, por medio de la catarsis se movilizaba internamente, ejercitada de agresión o erotismo anestesiado. (Cf. Adolfo Vásquez).
A diferencia de los europeos los artistas norteamericanos, de los años sesenta, se concentraron más en el alarde técnico y su vuelco hacia las concepciones posmodernas, heredando de este modo la técnica de Martha Graham. Cabe resaltar la particularidad de Georgi Melitonovitch Balanchivadze, mejor conocido por su nombre artístico de George Balanchine, considerado como el arquitecto principal del ballet en los Estados Unidos, fue responsable de la exitosa fusión de conceptos modernos con las ideas más viejas del ballet clásico, además, gracias a él, la gran academia se transformó en un juego bastante dinámico y geométrico, bien alejado de las languideces románticas. Influyo notablemente en artistas contemporáneos como Helgi Tomasson, Christopher Wheeldon, Arthur Mitchell, Edward Villella, Suzanne Farrell y entre otros.
Artistas inmigrantes como Antony Tudor, no estuvieron exentas del desarrollo dancístico en los estados unidos, Tudor fue quien cambió de la manera más drástica el rostro de la danza estadounidense, al inyectar una dosis de verdad emocional a la fórmula del ballet del siglo XIX. Por otro lado cabe también mencionar al compositor John Cage, que influyó notablemente en la vanguardia de su tiempo, tanto en la música como en la danza. Paul Taylor, Mark Morris, Michael Smuin, Patrick Makuakane, Lily Cai, Alvin Ailey, Bill T. Jones, David Rousseve y Robert Moses, fueron los más destacados durante la segunda mitad del siglo XX, que influenciaron en danzantes actuales como Lar Lubovitch, Gerald Arpino, Stanton Welch, Mikko Nissinen, Judith Jamison, Yuri Possokhov, Dennis Nahat, Michael Smuin, Margaret Jenkins discípula de Cuningham, Joe Goode, Alex Ketley, Christian Burns, entre otros.
El Ballet-Teatro fue otra de las modalidades expresivas de la Danza Contemporánea, donde se utilizaron códigos dancísticos de carácter literal. En el Ballet-Teatro los artistas se valieron de expresiones miméticas (gestos, movimientos e imágenes) para contar o no historias, sustentadas en inteligibles argumentos. Representaban la realidad sea imitándola o por medio de diversas sensaciones corporales, apelando a una yuxtaposición de expresiones abstractas, enfocados al inconsciente del espectador, pero fueron abstraídos progresivamente por la Danza-Teatro.
De los sesenta a la fecha, se viene desarrollando una variedad de estilos y categorías dancísticas, que responden a una variedad de líneas de enseñanza, múltiples coreografías y una diversidad de compañías, que se vienen insertando dentro de la corriente contemporánea. En el siglo XXI, la tecnología ha llegado a irrumpir en el mundo del arte, con más o menos vigor en las distintas zonas del mundo. De este modo la multimedia junto al artista, se ha comprometido ya, en la promoción del arte en forma interdisciplinario, integrando el video, la música de vanguardia, la gestualidad verbal, la moda, la iluminación, etc.; enriqueciendo los espacios y escenarios en forma sorprendente. Sin embargo en muchos casos y a pesar de la tensión dramática, el acento se ha centrado en lo visual, lo puramente cinético y efímero.
(1)…la época medieval repudió completamente todas las manifestaciones de la danza durante un tiempo, y mas tarde, cuando ya estaban ahogados para siempre los restos de exuberancia pagana, sólo presto su aprobación a las formas de salón, fuera del claustro, y aun esto únicamente como una válvula de seguridad social. Su práctica sólo se favoreció en los castillos, las cortes y en las escenas pero como algo meramente ornamental. (Cf. Agnes de Mille, Ballet, pp. 74 – 82: 1960).

BIBLIOGRAFIA & WEBBLIOGRAFIA:
-Sergio Lifar, LA DANZA, Ediciones siglo XX, 1952, Buenos Aires-Argentina.
-Agnes de Mille, MI VIDA EN LA DANZA, Compañía General Fabril Editora, S. A. 1960, Buenos Aires-Argentina.
-Friedrich Nietzsche, ASI HABLO ZARATUSTRA, Editorial Vlacabo e. i. r. l.  1999, Lima-Perú.
-Luis E. de Santiago Guervos, pp. 678: 2004. Nietzsche y la Expresión Vital de la Danza, del libro NIETZSCHE Y EL ARTE, Arte y poder, Aproximaciones a la Estética de Nietzsche, pp. 678, Editorial Trotta, 2004, Madrid-España.

-Análisis Comparativo: Danza Moderna y Contemporánea, Paola Lorenzana, http://soloxhoydanza.blogia.com/2007/081402-analisis-conparativa-danza-moderna-y-contemporanea.php
-LA GESTUALIDAD EN LA DANZA Lenguaje no Verbal, Gerardo Bejarano.
-Adolfo Vásquez Rocca, Pina Bausch; Danza Abstracta y Psicodrama, Revista Heterogénesis, numero 50-51 (Suiza-España), Revista de Arte Contemporáneo. PUCV- Universidad Andrés  Bello, http://www.modalogia.it/Pinabausch.pdf
-Maurice Bejart, La Danza, una Tradición en Evolución Constante,
http://www.danzaballet.com/modules.php?name=News&file=article&sid=1939

-DANZA EN CONTEXTO, Victoria Pérez Royo, 2008, Ediciones Universidad de Salamanca,  pp. 13-65.

-EL DESCENTRAMIENTO: CUERPO-DANZA-INTERACTIVIDAD, Indagación en el Territorio de la Interactividad y el Uso de las Nuevas Tecnologías Aplicadas a las Prácticas Corporales, Compositivas y Escénicas. Alejandra Ceriani, Licenciada y Profesora en Artes Plásticas, Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata -UNLP,  Argentina.
http://www.alejandraceriani.com.ar/tesis_alejandra_ceriani.pdf

-LOS FILOSOFOS Y LA DANZA, David Michael Levin, traducido por: Kena bastien Van der Meer.
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/levin.pdf
-Enrique Pinilla, Posibilidades de la Danza y el Ballet en el Perú, Revista CULTURA Y PUEBLO, numero 02, publicado por la Comisión Nacional de Cultura, Abril-Junio de 1964, lima-Perú.
-HISTORIA DEL BALLET, Rori Dane Suarez, 2008
-HISTORIA DEL BALLET CLÁSICO, 2009,
-LA PESTE NEGRA, 11 -11 -07
-Entrevista a: José Luis Barrios, Revista Educación y Ciencia, numero 10, pp. 115-122, La Plata-Argentina, 2008).
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/art_revistas/pr.3700/pr.3700.pdf

LA DANZA EN LOS ANDES


Por Kenny V. Azurín.
Abancay, 25 de marzo del 2012
La danza fue admitida como la madre de las artes, su existencia se antepuso al lenguaje hablado. Con un gesto rítmico y pautado, esta expresión permitió la conexión del hombre con los dioses. Su mensaje siempre fue encubierto en la coreografía (vestimenta, máscara, lenguaje enunciado), la demarcación espacial y el ejercicio de su ejecutante; reveladas mediante una salida rítmica de energía y un acto de éxtasis a través del cuerpo.

El origen de la danza reside en el principio femenino, antes de que se lo cultivara como arte, fue llevaba a cabo en un espacio ritualmente consagrado, destinada a la invocación esencial de los poderes sobrenaturales relacionado a la fertilidad. Para las sociedades primigenias (Neolítico y Paleolítico) y aun para tradicionales, la danza fue un ritmo de sacrificio y visión profética; mediante su práctica se convocaba o ahuyentaba a las fuerzas de la naturaleza.

La danza fue también una expresión del temor y fascinación suscitados por nuestra propia capacidad de sentir la emoción religiosa, un sentimiento de asombro fundamental por la existencia, y que es cultivado por la humanidad a fin de hallarle sentido en lo cotidiano. (Cf. Rudolf Otto, 1980, José Carlos Vilcapoma, 2008).

Desde sus inicios el hombre imitó la expresión de los animales a través del cuerpo, al advertir que los mamíferos, aves, insectos y peces, danzaban con finalidades específicas de cortejo, de señalización de peligros, de ubicación de alimento, de luchas territoriales, etc.

Mediante el impulso físico el hombre encontró la forma de comunicarse y expresarse en un tiempo y espacio determinados. Mucho antes de la aparición de la melodía y la catarsis musical, estas manifestaciones corporales, fueron acompañadas de exclamaciones y ásperos clamores. Existe en él, una intencionalidad, que hace uso codificado de la ejecución rítmica, cuyo potencial comunicacional se basa en patrones culturales. En consecuencia la danza en la antigüedad tuvo y tiene hoy un valor funcional y estético, diferenciándose de la actividad común del hombre.

Esta expresión fue también considerada como el eslabón que unía a los muertos con la cadena de sus descendientes; asegurando el sustento, dando suerte en la cacería y en la victoria de las batallas; bendecía el campo y a la tribu. El hombre primitivo no solamente bailaba, sino que por medio del baile deseaba obtener algo. Ese algo podía ser un trofeo de guerra, un prisionero, una cacería o sencillamente el amor.

LA DANZA EN LAS SOCIEDADES ANDINAS:
A lo largo de la historia las diversas comunidades tradicionales del mundo andino, se manifestaron siempre de forma colectiva, Jamás existió en ellos el concepto de individualidad expresiva. La danza en los pueblos andinos estuvo siempre asociada al modus vivendi y desarrollo cotidianos de sus pobladores (actividades agrícolas, tributación con lo sobrenatural y valoración cósmica). En las pequeñas comunidades rurales, aún se podrá encontrar expresiones dancísticas que todavía preservan su estética coreográfica, y buena parte de ellas vinculadas a la veneración de alguna deidad sincretizada.

Para el hombre andino precolombino, el baile y el canto aparecen unidos. Era una función social, en la que la comunidad toda participaba. Mediante una sonaja de encantamiento, el peruano arcaico movía su cuerpo a impulsos rítmicos. Los naturales autóctonos, utilizaban mascaras elaborados de la piel de animales, con el propósito de anteponer su caza. De estas representaciones primarias han nacido vestidos de baile, mascaras y mimos, que reproducían movimientos y costumbres de dichas bestias. Muchas de estas imitaciones fueron categorizadas como meras recreaciones, pero algunas de ellas llegaron a adquirir un sentido trascendente, manifiesta mediante ceremonias mágico religiosas”. (Cf. Max Uhle, José Carlos Vilcapoma,  p. 267: 2008).

Asimismo la figura Totem, estaba asociado a la danza en los andes. En la iconografía Moche, se puede observar a músicos danzarines con las cabezas de zorros y aves en los tocados, hombres personificados en aves o en actitudes de emprender el vuelo, etc.

En el manuscrito recopilado por el padre Francisco de Ávila, en la localidad de Huarochirí del siglo XVI, se puede percibir al héroe civilizador Cuniraya Viracocha, bendiciendo al halcón por darle una buena noticia: “Yo te concedo que seas de todos (los animales) muy estimado (…) Y el que te matare, matara también una llama en tu honra, cuando haya de salir en las fiestas principales a bailar y cantar te llevaran sobre su cabeza”.

El Inca Garcilaso de la Vega vio también a danzarines vestidos de aves que se jactaban de descender y tener su origen en el kuntur. En algunas localidades de Pisac de la región del Cusco, aun se podrán observar danzas como El Wallatas o el incorporado Alqamari, danzas que fueron creadas en función al proceso de apareamiento, cortejo y conflicto de los mismos.

Cuando los alqamaris se disputan por una presa que acaban de cazar, en su disputa suelen arrastran los patas como si estuvieran patinando, esta peculiar expresión fue adquirida por los campesinos y expresada a través de la danza, al que también llaman Alqamari, cuyo vestuario por lo general, esta compuesto por el uso de las  plumas, que los campesinos suelen colocarse en la montera y a la altura de los pies. (Cf. Entrevista a Víctor Salazar Yauta: 2012).

Por otro lado en uno de los gráficos de Guamán Poma de Ayala, un funcionario encargado de velar las sementeras porta sobre su cabeza la piel del zorro, con el propósito de ahuyentar a las aves de los sembríos. (Cf. José Carlos Vilcapoma: 2008).

La utilización de las pieles y las plumas de los animales como parte de las indumentarias dancísticas y de baile en las culturas andinas, fue una práctica que aun perdura en la actualidad. José Carlos Vilcapoma (2008) nos comenta que hasta hace trece años en las comunidades de San Pedro de Pirca y Santa Cruz de Andamarca, de la provincia de Canta, del departamento de Lima, las faenas colectivas de limpieza de acequias, estaban dirigidas por parianes, los mismos que se encargaban de estimular el trabajo, bailando al son de pequeños tambores (tinyas). La ceremonia ritual estaba presidido por un hombre que portaba en la mano un pellejo de zorro. Es también oportuno señalar que en diversas comunidades rurales de la región de Apurímac, los campesinos aun utilizan la piel del zorro, aves y otros animales, durante la fiesta de los carnavales.

La práctica de la danza en el mundo tradicional andino estuvo en manos de los chamanes, que lo practicaban como parte de sus sesiones rituales. La danza para el sacerdote andino era un instrumento para resarcir una crisis de ruptura del equilibrio psíquico. Mediante exhortaciones y movimientos del cuerpo el chaman, creía tomar contacto con los seres sobrenaturales para curar a los enfermos.

Las sesiones de los chamanes estaban acompañadas de repiques de tinya (tambor) y de música. El sonido agudo de la tinya les permitía acelerar el contacto con lo sobrenatural, mientras que la música repetitiva acompasaba por su cuerpo lo llevaba al “centro del mundo” de arriba, para volar por los aires. Desde allí, era capaz de analizar los males para intentar curarlos, de este modo podía ordenar a las fuerzas de la naturaleza que den al enfermo el beneficio deseado.

En tanto que su similar wankar (bombo andino) es un instrumento de percusión grave, que sirva sólo para marcar los compas de la danza y la línea melódica de la música. Durante el reinado incaico, el tañer una wankar era una forma de representar el amedrentamiento al enemigo, sus ejecutantes alimentaban el espíritu social durante las danzas rituales, también fue usado para demarcar el espacio o las fronteras políticas. Con el golpe de los tambores figuraban el retumbo de los truenos, pero sobretodo era una forma de dar a conocer el domino masculino, tanto en el aspecto ritual como a través de la actividad agrícola. Se dice también que los quechuas tocaban los tambores con el propósito de acentuar sus lamentos funerales.

La práctica de la danza en el mundo andino estuvo siempre ligada a la necesidad de subsistencia, expresa en los ritos de ciclo vital en correspondencia al ciclo astral y al ciclo agrario (ciclo trifuncional). Se sabe que los mitos son la base explicativa, para la renovación periódica del mundo, tal como ocurre con el tiempo y los astros, en la transformación periódica de la estructura mental del hombre. Mitos y los ritos, se encontraban asociados y en correspondencia no sólo con el ciclo de los astros, sino también con las estaciones temporales, el conocimiento de las plantas cultivadas y la vida de los humanos. Estos se vivificaban, reinterpretaban y transmitían en forma colectiva, en momentos y espacios determinados de acuerdo al calendario ceremonial.

El Saras Pillu, es una danza vinculada a la actividad agrícola, que se practica en la localidad de Laqo, distrito de Marcapata de la provincia de Quispicanchi (Cusco), mediante esta danza los ejecutantes representan el proceso y las secuencias del sembrío en forma grupal. Existen también bailes como el Kashua, manifestación expresamente jubilosa y de regocijo que se efectúa, durante el transcurso o tras la finalización de las siembras o las cosechas.

En muchas partes del mundo andino, el comienzo de las lluvias instaura el inicio del orden del ciclo agrario, hecho que es correspondido por festividades religiosas de imploración pertinentes al preludio cíclico. El nacimiento de las plantas y las primeras apariciones agrícolas corresponden al solsticio de diciembre y las fiestas ceremoniales de nacimiento giran en torno a ello. A la gran producción le corresponde el equinoccio de marzo, pero acompañada del exceso y el desorden, por ello los carnavales y la carnalidad, manifiestan su abundancia en plena temporada de lluvias. En cambio el solsticio de junio se manifiesta como una oposición al nacimiento de diciembre. La época de las cosechas es la muerte simbólica del ciclo agrario, junio se muestra como una época de almacenamiento de la producción, de este modo se encierra el ciclo anual, que también es celebrado a través de diversas fiestas, de este modo se encierra el ciclo anual andino. Por otro lado julio, agosto y gran parte septiembre están destinados al descanso de la tierra. Curiosamente en agosto nadie quiere casarse, para no llevar el peligro de sufrimiento como el tiempo o se les esfume todo, por acción de los vientos.

Las fiestas grupales de reafirmación, integración y desintegración fueron y son los ejes centrales, en la distensión y liberación catártica de la sociedad. En ella el placer marginal se convierte en el elemento medular. El cuerpo social explosiona y en su estampido se desplaza. El hábito y la rutina de la vida diaria, dan paso al episodio explosivo ubicado en el centro, de este modo la fiesta se constituye en la dualidad de la vida y la muerte.

Se cuenta que los príncipes autóctonos eran muy aficionados a la danza, y que los acompañaban por una comparsa de músicos, compuesta por bufones, truhanes,  cantores y bailadores, donde enanos y jorobados se encargaban de tocar las sonajas. Un caso ejemplar lo podemos encontrar en el sistema incaico. José Carlos Vilcapoma (2008), afirma que los Inkas contaban con una diversidad de danzas grupales y masivas, como la Cachua, la Guaraya, Guacones, Guayayturilla, Haylli, Guari, Ancayo, entre otros, ejecutadas por hombres y mujeres, mediante una diversidad de coreografías. No obstante con la incursión de la cultura occidental, la diversidad de danzas y bailes autóctonas, terminaron por fusionarse con las expresiones y manifestaciones de la nación interventora.

Lo que significa que las coloridas expresiones dancísticas, cargada de mascaras y sátiras que a la fecha vienen perdurado, no son otra cosa sino, aquellas que a lo largo de la colonia y la república, se han articulado a las festividades del calendario autóctono. El hombre andino ha sabido asimilar esas expresiones corporales hasta hacerlas suyas. Expresiones que a la fecha aun se imponen de manera vernácula, incluso sobre cualquier otro intento de cambio estético y/o conceptual como la danza contemporánea o experimental de tino universal.

Es también oportuno mencionar que la consistencia de la mayoría de las danzas tradicionales en el mundo andino, se debe al peso místico y religioso. Esas danzas perviven instituidas en la memoria comunitaria y se refuerza mediante la práctica ritual, de este modo su aceptación y cualificación permanecen latentes por más que sus feligreses, se hallen fuera de su origen nativo. En ese sentido el concepto místico de la danza en los andes, se muestra fuertemente adscrita al aspecto contextual y no necesariamente al talante espacial o territorial, lo que no ocurre en el aspecto estético. La coreografía, la indumentaria y la música, dependerán siempre de una idiosincrasia en particular.

Por otro lado la movilización de las danzas tiene un origen precolombino. La cultura incaica ha sabido canalizar las expresiones artísticas como parte de su control político-religioso, durante las fiestas como el Inti Raymi, una diversidad de expresiones dancísticas provenientes de los cuatro suyos se hacía presente en el Cusco como parte de las festividades religiosas. Aun en la actual festividad del señor de Qoylloritt’i (Cusco), una multiplicidad de comunidades aledañas se congrega, llevando consigo sus danzas locales como el Qonchi, para “reverenciar a la Cruz”.

En realidad le rinden pleitesía al Apu Qoylloritt’i, danzan descalzos y con vigor delante de la imagen, soportando la baja temperatura de la montaña, lo que buscan los comuneros, es la bendición del ser supremo…la actividad inclusive involucra sacrificios físicos. (Cf. Entrevista a Víctor Salazar Yauta: 2012).

Por otro lado el esfuerzo subjetivo en la danza tradicional, no altera en absoluto la parafernalia ritual, puesto que el público entiende la significación del todo como hecho colectivo. La danza folklórica la construye la colectividad desde una premisa mimética y analógica, fundamentalmente. Y, en ella, todos los sistemas de significación contribuyen a que el espectador realice una lectura inmediata de los contenidos. De manera que la fuerza, la creatividad subjetiva, la exaltación al lenguaje gestual, la transfiguración y la belleza corporales, propias de un espíritu personal, son insuficientes como para poder alterar una expresión dancística por muy espontaneas que sean.

A pesar que las danzas folklóricas peruanas, pueden ser bailadas por cualquier hombre o mujer, a estas les cuesta innovarse, justamente por estar emparentados con la tradición y el espíritu colectivista, sin embargo, se ha visto a distintos grupos de profesionales que se han dedicado a desplegar e insertar las danzas, hacia otras expresiones y disciplinas artísticas, aunque no siempre con provechosas ventajas culturales, puesto que todo se redujo a lo exótico.

La danza andina forma parte de una necesidad extra-corporal y extra-subjetiva, de manera que sitúa el sentido tanto de los ejecutantes como de los asistentes, hacia dimensiones sagradas de forma integral.

Para terminar es necesario puntualizar que la diversidad de coreografías (circulares, lineales, zig-zag, etc.) practicadas en las danzas andinas de origen precolombino, están inspiradas en el tejido de los mantos.

LA COREOGRAFIA CIRCULAR EN LA DANZAS ANDINAS:
La danza circular fue la primera forma coreográfica de raíz religiosa, practicada por el hombre. A lo largo de la historia el ejercicio de la expresión circular, formo parte del esquema integral de las distintas danzas, tanto tradicionales como contemporáneas.

Según José Carlos Vilcapoma (2008), la danza circular es una práctica antiquísima, que surgió a partir de la caza de un animal que al momento de su muerte era considerado como “el centro de la vida” y de la atención. Los cazadores arcaicos danzaban en círculo entorno al animal extinto, blandiendo las lanzas y dando gestos de agresión, acarreando gritos entre las mujeres, quienes afirmaban ser penetradas simbólicamente por sus maridos.

Y, considerando que había una deidad que controlaba a los animales, los nativos bailaban a su alrededor en un movimiento ritmado, mientras se cocía o asaba el cuerpo de la criatura, como una forma de comunicación o búsqueda de equilibrio. La muerte infringida a los animales era una acción sagrada, porque con ello venia el mismo dios, como espíritu a la casa de los naturales, entonces, para calmar su furia los originarios danzaban a su alrededor, con el propósito de resarcir sus culpas.

Los privilegiados en realizar la danza alrededor del animal muerto en cacería en la época Paleolítica, eran solo los hombres, las mujeres se mantenían fuera del acto central, debido a sus movimientos sedentarios. (1)

El fuego fue otro de los elementos importantes, que permitió el desarrollo de la coreografía circular dancística en las sociedades arcaicas. El fuego como elemento simbólico, fue utilizado en las antorchas. Poseerla era una forma de mostrar el dominio del hombre respecto a los animales cazados. Danzar a su alrededor era como recibir de modo alguno su influencia, anticipando la caza de los animales mayores, el trabajo o para favorecer en la guerra fratricida.

También se danzaba alrededor de una piedra, un monolito o una huaca, de preferencia de forma vertical. La piedra se caracterizó por tener una fuerza cratofónica y hierofánica, simbolizando la fuerza y la facultad de ser, fue consagrada para la eternidad debido a su dureza inmanente. La piedra garantizaba la subsistencia del alma de los ya desaparecidos. En algunos pueblos orientales un monolito en forma vertical, representaba lo masculino (fálico) y encarnaba a un poder, que se enfrentaba a las dificultades del hombre y estaba asociado a lo divino. Las mujeres estériles de Salem (India), aun se recuestan a su alrededor, en algunos casos se sientan remedando el contacto corporal, al creer que sus antepasados ostentan el poder como para poder fecundarlas.

En la cultura del antiguo Egipto, un grupo de mujeres denominadas Plañideras, con la cara embadurnada de limo y los senos descubiertos, danzaban y cantaban alrededor de un sarcófago en particular, acompañado de alaridos y gritos de dolor. La misma práctica efectuaban las mujeres del pueblo durante las festividades colectivas, dando fuertes brincos alrededor de las tumbas. La danza circular para los egipcios era una actividad bastante común y se efectuaba con el propósito de adquirir la vida más allá de la muerte; era una forma de ganarse la vida eterna.

La noción circular de la danza tiene su fundamento en el orden impuesto a las cosas terrestres. Existe en ella una analogía identidaria con el curso del Sol, visible en la orientación y ordenamiento de los monumentos dedicados a conmemorarlos, así como en los movimientos circulares alrededor de un centro. De esta manera la práctica de la danza circular, alcanza una correspondencia con la noción del tiempo, asimismo expresa una metáfora relativa al comportamiento y conducta del sistema social. La danza circular, al revelarnos su parangón modélico con el curso y el movimiento de los astros, también se convierte en la fuente metafórica para revelarnos el esquema vital del hombre. Si por un lado al macho se le atribuye la rigidez del Sol, debido a su estructura inmutable en lo corporal, a la mujer en cambio, se le asociara fácilmente a la Luna por su afinidad con la naturaleza cíclica. (2)

En las sociedades andinas de la actualidad aun se pueden percibir coreografías circulares de danzas y bailes móviles, alrededor de un eje central. Movilizarse al derredor de un círculo, se constituyó como una forma de representar al Sol.

Cogido de las manos o girando alrededor de un centro, los indígenas del ande, admiten que la delimitación del espacio, visibilizado en la danza circular, permite la cercanía afectiva de la comunidad entera, una práctica simbólica que asegura la conjunción y la unión de sus integrantes. (Cf. Entrevista a José Luque Cutipa: 2012).

Por otro lado durante las fiestas de los bailes móviles -como los carnavales-, una diversidad de comunidades urbanas y rurales de la región de Apurímac, giran alrededor de una yunsa o mallki, que consiste en la colocación de un árbol cargado de regalos. Cantando y bailando la comparsa, los ejecutantes giran ritualmente en uno y otro sentido, hasta derribar la yunsa, permitiendo de este modo la participación del público en la obtención de los regalos. Es también oportuno mencionar que los bailarines rurales de estas fiestas, imitan los pasos o el cortejo de los animales, como la guallata, el puma, el zorro y la acción ritual del zorrino durante su etapa de apareamiento.

Danzar o bailar alrededor de un eje medular para nosotros, es una forma de reafirmar la razón de pertenencia territorial, un hecho de compromiso con el espacio, la tierra o algún agente superior. Asimismo la danza circular es el medio de comunicación principal con las deidades de la muerte, cultivada por los chamanes durante sus sesiones rituales. Mediante la danza y la música se puede llegar a ahuyentar a las fuerzas negativas. La danza circular ratifica la persistencia de ritos presentes en las culturas contemporáneas, acompañados de lenguajes onomatopéyicos, gestos e interjecciones, que evocan la epifanía de un poder sagrado.

En las danzas andinas contemporáneas, por lo general se presentan solo tres movimientos coreográficos básicos: la columna, el zigzag y la rotación circular. Actuación circular habitualmente ejercitada en sentido contrario a las manecillas del reloj. Algunas personas opinan que el bailar en círculo tiene un sentido. Si la danza circular está orientada hacia la izquierda, la energía se muestra centrífuga, permitiendo que la energía se mueva en forma de vórtice o de espiral, de tal forma que las fuerzas se expanden e inclusive se activan para ascender al cielo. En caso el giro este orienta hacia la derecha, la energía se muestra centrípeta, por lo tanto la energía se contrae hasta descender hacia la tierra.

EL BAILE:
El baile es una expresión suelta y sin rigidez, donde el cuerpo se abre a los compas de la música y el canto. Sus ejecutantes no siempre mantienen la estructura y la severidad del diálogo, por el contrario, apelan a deliberaciones más abiertas, donde triunfa la actitud recreativa del bailarín, sea añadiendo o restringiendo sus propios movimientos rítmicos.

A través del baile el ejecutante declara, moldea y transmite valores estéticos y éticos a su entorno. El baile tiene una influencia educacional que se transmiten de padres a hijos. Mediante el baile, las personas viven en sus afectos y en sus emociones. El baile conlleva una simbología, donde el cuerpo como soporte principal, crea una serie de imágenes y percepciones en sí mismo, para dar a entender una idea o un concepto inequívocamente.

Por ser una expresión recreativa, al bailarín no le interesa el simbolismo coreográfico, sino la libertad expresiva, ejecutada en función a la música, -canto, vestuario, atuendos, comida, bebida, rito religioso o pagano-. El baile puede ser individual, colectiva, rural, urbana, cuasi urbano, emergente, hibrido, etc. Al baile no se le puede reemplazar o confundir con la danza, ni mucho menos con la expresión oral, puesto que el símbolo del cuerpo y la gestualidad se ajustan con mayor bizarría en el lenguaje de sus ejecutantes. La gestualidad en el baile es mucho mas espontánea que dependerá sobretodo del estimulo musical.

Cuando el hombre corteja a una dama y la galantea hasta hacerla suya, los movimientos del hombre generalmente se muestran discretos, alegres y varoniles; la mujer en cambio se revela tímida, pero baila con alegría y delicadeza, no obstante, lentamente ambos se trenzan en una lucha de conquista, haciendo que el juego amoroso se muestre más atractivo e interesante, tanto para quienes interpretan el baile, como para aquellos que se divierten del mismo. En ese sentido, el baile se manifiesta como un objeto de socialización amorosa, puesto que los movimientos, se acomodan a la libertad de sus ejecutantes. (Cf. Alberto Londoño, p. 350: 1989, José Carlos Vilcapoma, p. 435: 2008).

También se baila por simple diversión; es decir, como juego, donde hay una liberación de energía, en forma gratuita, sin ningún propósito determinado y más bien con el ánimo de traer alegría al cuerpo.

En las sociedades de mayor peso tradicional, los “ciudadanos” sobretodo femeninos, movilizan sus cuerpos en grupo, en ese sentido el ejercicio de los bailes grupales fortalecen la unidad y la cohesión del conjunto, el baile se muestra como un recurso que desinhibe a aquellas personas tímidas y carentes de identidad corporal (personal). Por otro lado en las sociedades liberales, donde prima la individualidad, el baile permite el fortalecimiento de la independencia y la libertad psíquica del intérprete.

El baile desde ya es un acto de fraternidad y aceptación interculturales, anticipa las buenas relaciones. A través del baile se puede inclusive llegar a acuerdos, flexibilizar y romper las barreras de desconfianza.

Tanto el baile tradicional como el contemporáneo se pueden encontrar fragmentos sexuados, aunque este último se muestra mucho más debido a su aspecto visual y/o promoción mediática. Sin embargo existen bailes elegantes como la marinera peruana, que pueden llegar a transformarse incluso en una danza.

El baile puede llegar a ser fingido o teatralizado, solo con el propósito de complacer a la pareja. Si bien puede bellamente ser exaltando, también puede degenerarse hasta llegar al morbo, sin embargo el ejecutante será siempre el competitivo y se esmerara por priorizar su estilo personal. Mediante el baile se manifiesta la particularidad personal y el estilo del movimiento se verá como la mejor forma de expresión, de ella dependerá la aceptación o el rechazo del otro o de los otros.

El grado estético del baile se manifiesta en función al valor personal de quien lo desarrolle. No se necesita un cuerpo bello, atlético o de gran altura, para expresarla; en ese sentido cualquier idiota puede bailar y, por más grotesco que parezca su ritmo, este conservará siempre su razón estética.

Mediante descargas motrices los bailarines, toman el aspecto de gritos, de carreras y de gesticulaciones diversas, de carácter instintivo. El baile en el Perú, tiene un origen occidental y se ha articulado a la cultura andina de forma eficiente, a tal punto de que hoy, forma parte de la estructura cultural mestiza. De este modo el baile se ha convertido en uno de los recursos elementales y asequibles, para el desfogue psicosomático de la sociedad contemporánea.

DERIVAS:
Las danzas tradicionales vienen experimentando rotundas modificaciones estructurales tanto en el aspecto ideológico, estético y contextual. Si por un lado la desacralización de la danza tradicional, se manifiesta como hecho ineludible, producto de la irrenunciable modernidad que responde a una necesidad histórica. Por el otro, diversos factores internos y externos, vienen estimulando su modificación estética, alteración que muchísimas de las veces se manifiestan de forma voluntaria, debido a la incidencia mediática, el contacto con lo urbano y la necesidad económica de sus moradores.

En el aspecto  positivo la tecnología y la movilización territorial ha permitido en los danzantes tradicionales, la mejora de sus expresiones, que al ser comparadas con las expresiones foráneas, estos se vieron en la necesidad de alterar el movimiento y la indumentaria, haciendo que estas se muestren más dinámicas y competitivas. Por otro lado al sentirse desarticulados con lo coyuntural, diversas comunidades han llegado a contratar a personas incompetentes, para modificar sus coreografías, hecho que en algunas ocasiones provocó reacciones en la población.

Es también necesario puntualizar que la “degradación” de la danza tradicional andina tiene un origen urbano, hecho que se debe a la ignorancia y a la presuntuosa actitud de gente incompetente en el tema. La promoción y enseñanza de esta “danza” en los colegios, universidades y en algunas entidades privadas, es aberrante, puesto que todo está enfocado a los concursos.

Esto a provocado la increíble aparición de personas (traficantes), que tiene habilidad para juntar melodías de distintas expresiones dancísticas, se inventan la indumentaria y tiene el coraje de ponerle nombre a esos absurdos bailes: Rumi Qechunakuy (robo de piedras), Qhabas Kallchay (la siega del maizal), etc. que no tienen ningún sentido lógico con el orden estructural e idiosincrásico de las danzas tradicionales, practicadas por nuestros comuneros. Esto es inconcebible, en que momento se ha visto a los indígenas robando piedras. (Cf. Entrevista a Víctor Salazar Yauta: 2012).

Existen otros factores como el intento de promocionar la cultura, mediante absurdas competencias, concursos heterogéneos (entre danza y carnavales, danzas sin sustento histórico ni cultural), y festivales con fines turísticos, establecidas por diversas instituciones públicas y privadas, hechos que advierten rotundas modificaciones sobre todo en el aspecto expresivo de las danzas. Las danzas tradicionales se muestran cada vez, desvinculadas de su pulsión vital, para convertirse en una representación teatralizada y acartonada, carente de vitalidad, autenticidad expresiva y espíritu humano.  

Evidentemente las danzas andinas de origen tradicional, al no poder innovarse terminan por desaparecer, no hay que olvidar que se trata de manifestaciones espontáneas, que surgen dentro de una comunidad y bajo una apremiante necesidad coyuntural, de manera que nadie puede atreverse a crear o borrar de sopetón una danza de tales características. Sin embargo expresiones como Siqlla o la danza guerrera como el Qara Taka del Cusco, terminaron por desaparecer, si bien debido al desinterés sus moradores, pero también a causa del abandono y la falta de promoción, por parte de las entidades culturales. A la fecha en el país no existen publicaciones de carácter crítico, sobre la diversidad de las expresiones artísticas vivas, como ocurría en la década de los cincuenta y sesenta del pasado siglo.

Existe en la población urbana la necesidad de poder expresarse, a través de danzas y bailes andinos. Una diversidad de grupos urbanos toman a las danzas debido a su popularidad. La movilización de las danzas y de los bailes se debe a ese ejercicio práctico, danzas que unas veces son estilizadas hasta ser desnaturalizarlos mientras que en otras ocasiones son mejoradas. De una y otra forma esto ha provocado reacción entre sus defensores originarios.

Gradualmente en algunas sociedades de escasa labor creativa, danzas procedentes de otros contextos terminan por acentuarse. En diversas ciudades del sur peruano, se viene practicando danzas de origen altiplánica, la adopción de estas danzas en el Cusco por ejemplo, ha provocado un cierto rechazo, sobre todo entre los sectores conservadores.

No obstante existe una diversidad de factores que justifican la practica y aceptación de las danzas altiplánicas en el Cusco; la cercanía territorial con el folklore boliviano, el aspecto comercial de la melodía altiplánica, la necesidad de mostrarse corporalmente para romper con el anonimato personal, la nostalgia intrínseca de una sociedad emergente, que aun no ha encontrado los canales para poder expresarse libremente una vez tomado la ciudad.

Pero la aceptación de las danzas altiplánicas se debe también al temor frente a la exigente modernidad, que cada vez viene arrinconando a aquellos institucionales, que insisten en condenar a toda una sociedad a un absurdo y vulgar exotismo, so pretexto de salvaguardar el mercado turístico. Este hecho se manifiesta como el más aberrante fratricidio cultural, instituido por el propio Estado, amparada bajo la complicidad y el silencio de antropólogos, sociólogos y medios de comunicación locales, situación coyuntural que tiene una justificación clara.

(1)“La danza circular para las sociedades arcaicas, tuvo un carácter biocosmológico en cuanto al tiempo y al espacio. El cosmos, representado por lo circular, tenía una división por mitades opuestas en la concepción sistemática de los actores de entonces. Evidentemente la mujer formó parte de esa concepción cosmológica, pero se la excluía durante las escenas de cacería”. (Cf. José Carlos Vilcapoma, p. 66: 2008).

(2) La Luna desaparece por tres días en los cielos, igual que el ciclo menstrual, para luego reaparecer por otros veintiocho días, sin contar que la gestación le ha de durar nueve meses, igual que el ciclo de la estación favorable a la caza, que también se conservó en posteriores etapas de producción agraria”. (Cf. José Carlos Vilcapoma, p. 36: 2008).

BIBLIOGRAFIA:
José Carlos Vilcapoma, LA DANZA A TRAVES DEL TIEMPO, en el Mundo de los Andes, Universidad Nacional Agraria La Molina, 2008, Lima-Perú.

DE DIOSES Y HOMBRES DE HUAROCHIRI, p. 21, (¿1598?), Edición bilingüe, traducido al castellano por José María Arguedas y estudios bibliográficos de Pierre Duviols, Lima-Perú, Museo Nacional de Historia e Instituto de Estudios Peruanos, 1966.

Entrevista a JOSE LUQUE CUTIPA, Centro de Investigación y Difusión de Arte y folklore Perú Danza, entrevista realizado 02 de marzo 2012, Cusco-Perú.

Entrevista a VICTOR SALAZAR YAUTA, Director de Cultura del Centro Qosqo de Arte Nativo, entrevista realizado el 06 de marzo del 2012, Cusco-Perú.